viernes, 18 de mayo de 2012

Durante Años

… Creía que ya no pensaba en ello, pero me bastaba estar un momento solo en un lugar más o menos tranquilo para dejarla venir.

Un día, hace por lo menos seis meses, en la terraza de un restaurante, cuando el cliente que tenía que invitar no llegaba, me puse a buscarla en mis recuerdos. Me aflojé el cuello de la camisa y mandé al camarero a comprarme un paquete de cigarrillos. Esos cigarrillos fuertes y acres que fumaba entonces. Estiré las piernas y no quise que quitaran el cubierto de enfrente. Pedí un buen vino, un Gruaud-Larose creo… Y mientras fumaba con los ojos entrecerrados saboreando un rayito de sol, la miraba acercarse.

La miraba y la miraba. No dejaba de pensar en ella y en lo que hacíamos cuando estábamos juntos y cuando dormíamos en la misma cama.

Nunca me pregunté si la seguía queriendo o cuáles eran mis sentimientos exactos hacia ella. No habría servido de nada. Pero me gustaba reencontrarme con ella en un momento de soledad. Tengo que decirlo porque es la verdad.

Afortunadamente para mí, mi vida no me dejaba muchos momentos de soledad. Era de verdad necesario que un cliente desolado se olvidara de mí por completo o que me encontrara solo, por la noche, en mi coche y sin preocupaciones para conseguirlo. O sea, casi nunca.

Y aunque tuviera ganas de dejarme llevar por una gran depre, una nostalgia, de tomar un tono jocoso e intentar encontrar su número de teléfono en la guía electrónica u otra tontería por el estilo, ahora sé que eso ni se plantea …

Durante años
Anna Gavalda
Quisiera que alguien me esperara en algún lugar
Seix Barral, Barcelona 2005

0 comentarios: