sábado, 18 de abril de 2020

La espera




Todo ha quedado
en suspenso,
aplazado,
a la espera:
los sueños,
los días,
las rutinas,
las miserias,
las servidumbres...
la vida,
en fin,
al menos hasta que mañana,
tras una nueva derrota,
todo vuelva,
de nuevo,
a andar:
los relojes,
el tiempo,
la vida,
en fin.


Joaquín Juan Penalva 
Hiberna hibernorum (2013)

jueves, 14 de mayo de 2015

Saudade




Agarrarse el dedo con una puerta duele.
Golpearse la cara contra el piso, duele.
Torcerse el tobillo, duele.
Una bofetada, una trompada, un puntapié, duelen.
Duele golpearse la cabeza con el borde de la mesa, duele morderse la lengua, una carie y piedras en los riñones también duelen.
Pero lo que más duele es la saudade.
Saudade de un hermano que vive lejos.
Saudade de una cascada de la infancia.
Saudade del gusto de una fruta que no se encuentra más.
Saudade del papá que murió, del amigo imaginario que nunca existió…
Saudade de una ciudad.
Saudade de nosotros mismos, cuando vemos que el tiempo no nos perdona.
Duelen todas estas saudades.
Pero la saudade que más duele es la saudade de quien se ama.
Saudade de la piel, del olor, de los besos.
Saudade de la presencia, y hasta de la ausencia consentida.
Vos podías quedarte en la sala, y ella en el cuarto, sin verse, pero sabiéndose ahí.
Vos podías ir para el dentista y ella para la facultad, pero se sabían allí.
Vos podías pasar el día sin verla, ella el día sin verte, pero sabían del día de mañana.
Pero cuando el amor de uno acaba, o se torna menor, al otro le sobra una saudade que nadie sabe cómo detener.
Saudade es básicamente no saber.
No saber más si ella continúa sufriendo en ambientes fríos.
No saber si él continúa sin afeitarse por causa de aquella alergia.
No saber si ella todavía usa aquella mini.
No saber si él fue a la consulta con el dermatólogo como prometió.
No saber si ella se alimentó bien últimamente por causa de esa manía de estar siempre ocupada.
Si él estuvo yendo a las clases de inglés, si aprendió a entrar en la Internet y encontrar la página del Diario Oficial.
Si ella aprendió a estacionar entre dos coches.
Si él continúa prefiriendo la cerveza oscura.
Si ella continúa prefiriendo jugo de naranja.
Si él continúa sonriendo con aquellos ojitos apretados…
Si ella sigue bailando de aquella forma enloquecedora…
Si él continúa cantando tan bien.
Si ella continúa detestando Mc Donald’s.
Si él continua amando.
Si ella sigue llorando hasta en las comidas.
Saudade realmente es no saber!
No saber qué hacer con los días que son más largos, no saber cómo encontrar tareas que detengan el pensamiento, no saber cómo frenar las lágrimas al escuchar esa música, no saber cómo vencer el dolor de un silencio…
Saudade es no querer saber si ella está con otro, y al mismo tiempo querer.
Es no saber si él está feliz, y al mismo tiempo preguntar a todos los amigos por eso…
Es no querer saber si él está más flaco, si ella está mas linda.
Saudade es nunca más saber de quien se ama, y así mismo doler.
Saudade es esto que sentí mientras estaba escribiendo y lo que vos, probablemente, estés sintiendo ahora después de leer…
‘En alguna otra vida, debemos haber hecho algo muy grave para sentir tanta saudade…’
Miguel Falabella

miércoles, 5 de febrero de 2014

Ja era fort



Llavors ja era fort i no perdia mai la calma
I em divertia tot i havia après a saludar-te
Content i exhibint la més radiant de les rialles,
Tocant-te com els forts: els essers als que es impossible ferir.

No ploris nen que no sabre què dir,
No ploris nen que ets més bonic quan rius.

Llavors ja era fort i dominava les paraules
I construïa móns perfectes on no m'importava
Ni amb qui has dormit avui ni què faràs demà a la tarda,
Ni penso algunes nits...
Que ets massa semblant a qui busco per mi.

Qui gosarà sentir que el protegeix
La conca d'unes mans mortes de fred?

I el dia va arribar, aquell que amb força ja esperava.
Els que han vingut avui, demà també podran anar-se'n.
No em va caler ni un plor, ni encendre ciris a cap àngel.
Llavors ja era fort, i un fort no t'havia de perseguir...

O és que vostè no està d'acord amb mi?
Qui vol un conte trist per anar a dormir?

                                                                 Manel, 2013

viernes, 18 de mayo de 2012

Durante Años

… Creía que ya no pensaba en ello, pero me bastaba estar un momento solo en un lugar más o menos tranquilo para dejarla venir.

Un día, hace por lo menos seis meses, en la terraza de un restaurante, cuando el cliente que tenía que invitar no llegaba, me puse a buscarla en mis recuerdos. Me aflojé el cuello de la camisa y mandé al camarero a comprarme un paquete de cigarrillos. Esos cigarrillos fuertes y acres que fumaba entonces. Estiré las piernas y no quise que quitaran el cubierto de enfrente. Pedí un buen vino, un Gruaud-Larose creo… Y mientras fumaba con los ojos entrecerrados saboreando un rayito de sol, la miraba acercarse.

La miraba y la miraba. No dejaba de pensar en ella y en lo que hacíamos cuando estábamos juntos y cuando dormíamos en la misma cama.

Nunca me pregunté si la seguía queriendo o cuáles eran mis sentimientos exactos hacia ella. No habría servido de nada. Pero me gustaba reencontrarme con ella en un momento de soledad. Tengo que decirlo porque es la verdad.

Afortunadamente para mí, mi vida no me dejaba muchos momentos de soledad. Era de verdad necesario que un cliente desolado se olvidara de mí por completo o que me encontrara solo, por la noche, en mi coche y sin preocupaciones para conseguirlo. O sea, casi nunca.

Y aunque tuviera ganas de dejarme llevar por una gran depre, una nostalgia, de tomar un tono jocoso e intentar encontrar su número de teléfono en la guía electrónica u otra tontería por el estilo, ahora sé que eso ni se plantea …

Durante años
Anna Gavalda
Quisiera que alguien me esperara en algún lugar
Seix Barral, Barcelona 2005

sábado, 28 de mayo de 2011

Per mi que ho fas expressament

viernes, 21 de mayo de 2010

Mallorca



Joan Miquel Oliver
Bombom Mallorquín

martes, 13 de abril de 2010

1999